MIGRACIÓN COMO MONEDA DE CAMBIO ELECTORAL

Se acercan las elecciones legislativas en Estados Unidos y el presidente Donald Trump utiliza la migración para satisfacer a sus votantes. Condiciona a México con cerrar fronteras en caso de no poner medidas más estrictas en el sur de nuestro país para impedir el paso de centroamericanos. Al tiempo que militariza la frontera entre ambos países.

 

Mónica Vázquez Ruiz  | América Sin Muros

 

El próximo noviembre serán las elecciones legislativas en Estados Unidos, en medio de los retos a los que se enfrenta el presidente Donald Trump, la migración no es tema menor. El mandatario declaró que busca condicionar la renegociación del Tratado de Libre Comercio a medidas migratorias más estrictas por parte de México para frenar la entrada de migrantes centroamericanos por la frontera sur de Guatemala y Belice.  En su territorio, el presidente Trump mandó desplegar tropas de la Guardia Nacional en la frontera sur de Estados Unidos con México.  Tal acción fue pública en su cuenta de Twitter con las siguientes palabras: “Estamos sellando nuestra frontera sur. La gente de nuestro gran país quiere tranquilidad y seguridad. ¡Los demócratas han sido un desastre en este asunto tan importante!”. En una última declaración en torno al tema declaró que de no cumplirse con las medidas de seguridad que el pide, cerrará la frontera entre ambos países.

 

Blindar fronteras

En un memorando del 4 de abril al secretario de Seguridad Nacional y al fiscal general, el presidente Trump dijo que las tropas eran necesarias para frenar las drogas, las pandillas y los cruces ilegales en la frontera de Estados Unidos con México. «La situación en la frontera ahora ha llegado a un punto de crisis», incluyó.

 

James Mattis, Secretario de Defensa de Estados Unidos, aprobó la financiación de 4 mil efectivos de la Guardia Nacional con el presupuesto del Pentágono hasta finales de septiembre, según Associated Press. Los últimos números que se dieron a conocer hasta el 17 de abril indican que todos los estados que colindan con México desplegarán la Guardia Nacional: Texas, hasta la fecha lleva confirmados 650 efectivos;  California, 400, los cuales no se sabe si desplegará por el todo el estado; Arizona, 250; y Nuevo México, 50.

 

Al respecto el estado de California ha tenido una acalorada discusión con el presidente Trump, ya que el gobierno demócrata representado por Jerry Brown, declaró que dicho personal tendrá el objetivo de combatir “bandas criminales, traficantes de seres humanos, armas ilegales y narcóticos”.  También precisó que la Guardia Nacional no se dedicará a hacer cumplir las leyes migratorias. Ante estas declaraciones, Trump publicó en Twitter que no pagará la “farsa” que propone el estado de California. Pues el cometido principal de la Guardia Nacional es detener los cruces ilegales. No obstante, dicho estado se ha declarado santuario en lo que respecta a la persecución de migrantes. Lo que representa un oasis para los migrantes sin documentos en EUA. Pero las cosas ya no son tan sencillas como antes, a raíz de este debate, grupos a favor de la política xenófoba del presidente han manifestado su apoyo hacia é,  y ahora piden al gobernador de California no ser parte de las políticas santuario.  El resultado está por verse.

 

Militares en la frontera: Nada nuevo

A pesar de que la política xenófoba de Trump pareciera una decisión radical y novedosa por parte del actual mandatario, esta decisión no es nada nueva, ni mucho menos la más extrema que ha tomado el gobierno del país del norte. En el pasado, los presidentes de EUA han enviado a militares o la Guardia Nacional a la región que colinda con México para ayudar a la Patrulla Fronteriza a contener crisis de distintas índoles. Tan solo bajo el presidente George W. Bush fueron enviados seis mil efectivos. Mientras que mil doscientos se desplegaron con el presidente Barack Obama, de acuerdo con el Departamento de Defensa de dicho país.

 

Miguel Levario, profesor de historia en Texas Tech y autor de “Militarizing the Border: When Mexicans Became the Enemy (Militarizando la frontera: cuando los mexicanos se convirtieron en el enemigo)” narra en su libro la historia de la Patrulla Fronteriza de EUA y su fundación en 1924. Cuenta que al principio, los agentes trataron de mantener alejados a los inmigrantes asiáticos y luego trabajaron para detener el tráfico de alcohol en la era de la Prohibición. Poco a poco, su misión cambio a detener la migración no deseada desde México.

 

La frontera ha tenido distintas crisis de seguridad, una de las más emblemáticas ocurrió en 1997, cuando el personal militar patrullaba la frontera para detectar el contrabando de drogas en West Texas. Al ver a una persona cerca de la línea fronteriza decidieron dispararle, él era una joven americano, estudiante de preparatoria, cuyo nombre era Esequiel Hernández Jr., de 18 años de edad. Poco tenía que ver con drogas o contrabando, lo que hacía Esequiel era arrear a las cabras de su familia en Redford, Texas, a lo largo de la frontera entre EUA y México. Su muerte provocó enojo entre sus habitantes, dicha crisis terminó con la presencia militar que envió el presidente Bill Clinton.

 

Guatemala y Belice, el primer muro de Trump

La frontera que separa el territorio mexicano de Guatemala y Belice, es de menor extensión que el de la frontera norte con EUA. Sin embargo, en sus 1,179 km de longitud los problemas no son menores.  El Secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete y el gobernador del estado de Chiapas, Manuel Velasco, anunciaron la militarización de esta área con tropas de la gendarmería de la Policía Federal.  Esto se puede considerar como una medida paralela a la militarización de la frontera México con Estados Unidos. La decisión del gobierno mexicano de enviar más tropas de gendarmería a la frontera sur, particularmente al estado de Chiapas, contradice el pedido del legislativo federal que solicitó dejar de cooperar con Estados Unidos en materia migratoria.

 

Para Leticia Calderón, analista del Instituto Mora, el envío de tropas de México a Chiapas “al estilo Trump”  en esta coyuntura  no abona a la discusión sino que es una muestra de lo ceñido que está el gobierno mexicano. “Es el peor mensaje que se puede enviar: una sumisión total al discurso del presidente de EUA’’, advirtió.

 

Foto: Getty images/Christian Petersen-Clausen

 

El muro ¿será la solución?

De Tijuana, Baja California a Matamoros, Tamaulipas. Los dos extremos de la frontera que cubren una extensión de 3,185 kilómetros. Atraviesa zonas urbanas y otras inhóspitas, como Río Bravo, los desiertos de Sonora y Chihuahua, parte del Río Colorado. Se considera la frontera con el mayor número de cruces legales e ilegales en el mundo.  En la actualidad las barreras construidas abarcan 1,050 kilómetros, es decir, un tercio de la frontera terrestre entre EUA y Canadá. Parte del kilometraje restante son límites naturales como cañadas, ríos y montañas, difíciles de amurallar. Estos pedazos de muro ya existentes no son uniformes, en algunas áreas son cercas vehiculares, también mallas de alambre o varias superpuestas, en otros puntos hay paneles de chapa o de hierro corrugado, en ciertos sectores hay postes de hierro. En algunas partes del muro, por ejemplo Tijuana, se ha instaurado una segunda o hasta tercera valla. Incluso hay métodos de control como cámaras, sensores de movimiento, incluso drones y patrullas.

 

De los 11 millones de indocumentados que se calcula hay en Estados Unidos, se piensa que solo la mitad entró por sus fronteras. El resto entraría con documentos y simplemente nunca se salieron del país. ¿Es necesario el muro para detener la migración indocumentada? La respuesta es no. Sin embargo, es una promesa de campaña que sirvió al presidente Trump para ganar más seguidores.

 

¿Qué hará el siguiente presidente de México?

Aunque las posturas aún no son claras por parte de los cinco candidatos a la presidencia, se prevé que el rumbo de la relación binacional estará sujeta a las políticas migratorias del momento electoral.

 

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