LA MIGRACIÓN Y EL TEATRO. ASOMARSE AL INFIERNO PARA AFERRARSE A LA VIDA

Nietzsche en El origen de la tragedia nos trasmite, con más o menos palabras, la idea de que los griegos conocieron y reconocieron los terrores y absurdos de la vida.

No solo los vivieron sino que se detuvieron a contemplarlos, y para reconciliarse con aquella, crearon el Olimpo, la tragedia y los ditirambos, en un proceso dialéctico entre los instintos apolíneo y el dionisiaco.

Sentir y aprehender los sufrimientos de la migración de cualquier origen y destino, pero sobre todo cuando esta sea provocada por situaciones económicas sociales o políticas de naturaleza problemática y aún violenta, y que sea recibida en la “Tierra prometida” en un contexto también agresivo, y por si fuera poco, que para alcanzarla se recorra un camino atroz, es asomarse al infierno y para los migrantes es vivirlo.

 

a.

Dos trabajos anteriores hablaron de la migración como fuente de inspiración para la canción, la música popular, y el cine. Este lo hará refiriéndose al teatro. Se aproximará a él, casi apenas enunciativamente, para ver cómo este arte interpreta a ese infierno. Se apoya, en la primera parte, en un excelente trabajo de Guillermo Schmidhuber de la Mora, que intitula “La primera obra de temática migratoria en el teatro mexicano: Los que vuelven, de Juan Bustillo Oro”.[i] Schmidhuber en el desarrollo del texto ampliará la idea diciendo que es una de las primeras en el mundo. Y no solo habla de esa obra, incluye otras más.

Juan Bustillo Oro (1904 – 1989) y Mauricio Magdaleno (1906 – 1986), fueron dos dramaturgos, que siendo jóvenes intentaron crear un teatro que reflejara la realidad social posterior a la revolución mexicana. Intentaban, además integrar las tres apreciaciones estéticas teatrales dominantes en la época: el teatro de influencia española, el influido por la vanguardia europea y el mexicanista, cosa que lograría de manera definitiva, Rodolfo Usigli en 1938, con El gesticulador. Bustillo y Magdaleno, a su intento lo denominaron Teatro de Ahora.

 

Con ese espíritu fue como Bustillo Oro llegó a la creación de su obra: Los que vuelven.  De las creaciones del Teatro de Ahora y sus autores, Schmidhuber dice: “Con una dramaturgia que hoy

 

 

 

muestra madurez y conocimiento, escribieron y produjeron obras que siguen siendo modelo de teatro comprometido…” y más adelante habla  de “…lo visionario de sus temas…”. El 12 de febrero de 1932, inauguraron una primera temporada con cuatro obras, tres escritas por ellos y una traducción, que se cerró con la presentación de Los que vuelven, que es la que a este trabajo interesa, por su temática migratoria. No hubo más temporadas aunque sí más obras de los autores.

En especial de la obra Los que vuelven dice Schmidhuber: “Los tres tiempos conforman una estructura dramática excepcional y el grado de realismo alcanzado es pionero en el teatro mexicano”.

Y a continuación nos expone el argumento:

La trama narra la desmembración de una familia mexicana que había emigrado a los Estados Unidos para huir de la revolución y del hambre, pero que es deportada con violencia por el gobierno estadounidense debido a la gran depresión económica. Las crónicas sobre la gran depresión de 1929 nunca han presentado las injusticias perpetradas a mexicanos y las formas de deportación, no importaba que la permanencia de algunos fuera legal, ya que el gobierno de los Estados Unidos había tomado la decisión de conservar emigrantes que vinieran de Europa y deportar a los hispanos. José María Toro (Chema) y su esposa Remedios intentan escapar de la deportación obligada y buscan el apoyo de una hija casada con un obrero de origen irlandés en una ciudad del norte de los Estados Unidos, mientras tratan de localizar al hijo, quien había sufrido la mutilación de la mano derecha en un accidente fabril… Molesto por la carga económica, el yerno delata a los suegros a la oficina de migración y los viejos son deportados con violencia …Chema fue deportado hasta la línea fronteriza, pero llegó a su patria sintiéndose triste porque Remedios había muerto en el traslado. Ya en tierras mexicanas, el padre “más viejo y más encorvado” descubre en una pira crematoria, un cadáver al que le falta la mano derecha y concluye que es la de su hijo. En la escena climática de la pieza, el viejo provoca a un guardia mexicano para que le dispare mortalmente.

Por su temática esta obra, que refleja un infierno de injusticias y de desesperación, (verismo y realismo), pareciera escrita para nuestros tiempos —los días en que en Norteamérica la entraña salvaje domina a su espíritu humanista y democrático—, en los que se ha vuelto cotidiano saber sobre repatriados o deportados. Pero sobre todo, conocer en los medios o de voz de los afectados cómo se desgarran hogares, se dividen familias de mexicanos que dejan miembros del otro y de este lado de la frontera mexicana – norteamericana, extrañando o llorando por los suyos, con frecuencia niños, como los enjaulados en los “albergues” de los que nos llegan imágenes estrujantes (mayo – junio 2018).

Schmidhuber, no se ancla en Los que vuelven y en la época en que fue escrita y presentada. Más adelante refiere que:

Con la problemática migratoria se han escrito varias obras en décadas posteriores, sobresalen: Braceros (mojados, wetback), de la tamaulipeca Rosa de Castaño (1910-?), cuadro dramático sobre los problemas sociales y de seguridad fronteriza; Los desarraigados de José Humberto Robles (1921 – 1984), drama sobre la pérdida de identidad de los emigrantes; Acá de este lado, del regiomontano Guillermo Alanís (1953 – 1996), comedia sobre la problemática familiar de los que permanecen en México mientras un pariente emigra. Sin embargo, ninguno ha logrado captar la tragedia de la migración mexicana ni ha alcanzado la calidad dramatúrgica de Los que vuelven

Hasta aquí el estudio de Schmidhuber.

 

 

b.

En el propósito que nos anima encontramos otro documento valiosísimo que seguiremos para complementar este texto: El tema de la migración (hacia los Estados Unidos) en algunas obras del teatro mexicano, por Hugo Salcedo Larios y Andrea Spears Kirkland, Universidad Autónama  de Baja California.[ii]

Los autores empiezan su trabajo, reseñando Los que vuelven de Bustillo Oro, reconociendo sus méritos.

No abundaremos más en ella por razones obvias.      

La siguiente obra que analizan es Los desarraigados (que ya mencionaba Schmidhuber) de J. Humberto Robles escrita en 1955. Por el solo título entendemos cuál es el tema de la obra. Por su calidad dramática y el tratamiento de esta problemática, fue “elegida para inaugurar en 1956 El Granero, un espacio de experimentación teatral, ubicado en la ciudad de México, entendiendo con ello el interés sobre el tema y el debate en torno a la migración hacia Estados Unidos, por parte de las instituciones culturales oficiales.”

 

Continúan su ensayo, expresando:

 
Poco más de dos décadas después, en 1979, Víctor Hugo Rascón propondría su texto Los ilegales, cuya dedicatoria contiene un trasfondo político pero encuadrada en una mirada pesimista: ´A los trabajadores indocumentados que víctimas de un injusto sistema económico y obligados por el hambre, cruzan la frontera del Norte de México y encuentran en el otro lado solamente humillaciones, robos, lesiones… y si bien les va, la muerte.

 

Siguiendo el documento, entendemos que, esta obra teniendo como hilo conductor la aventura de tres parejas procedentes de diferentes partes de México, pretende contraponer la vida y el desarrollo de ambos lados de la frontera, y la sobrevaloración que de aquél (E. U.) hace en el imaginario del migrante, que olvida, ignora o pretende pasar por alto los aspectos oscuros de este último ambiente. Así, la obra de manera ficcionada expresa hechos sucedidos en 1977, cuando una secta de fanáticos racistas efectuaron  “atentados, atracos y quemas de viviendas; o bien, se refiere a los ilegales torturados ese mismo año por el granjero George Hannigan y sus dos hijos, en contra

de grupos de inmigrantes en el estado de Arizona”.

 

Son los tiempos en los que “se dan a conocer las propuestas del entonces presidente Jimmy Carter (1977-1981) para restringir la entrada de trabajadores inmigrantes de México a Estados Unidos, se incrementa la fuerza policíaca fronteriza caracterizada por un alto nivel de agresividad, se implementa una política fiscal que se deriva en una mayor sangría de los ingresos de los indocumentados…”

 

A continuación, analizan una obra más moderna:

 

 

 

 

 

 

Más próximos en el tiempo, nos encontramos con un texto de amplia significación y sentido. Se trata de la obra Papá está en la Atlántida, de Javier Malpica, que obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia Víctor Hugo Rascón 2005, y que se instaura bajo una forma y temática que recurre a la frontera, trayendo a cuenta el trasunto temático ya referido; pero no quedando sólo en eso. Su exposición reposa en diez escenas dialogadas que permiten ir reconstruyendo la imagen del otro (de los otros: la abuela, el papá y la madre muerta en primer plano; pero también la figura de la amiga Graciela, de los primos, de la maestra, de los tíos), soltando de manera pausada la información que nos descubre la travesía de los únicos personajes que intervienen en el drama, y que resultan ser los dos hermanitos de once y ocho años en su propio viaje al norte mexicano: desde la capital del país hasta el desierto en Arizona, al ansiado reencuentro con su padre que se ha ido en busca de trabajo.

 

Es una obra que discurre entre la ternura de los pequeños, sobre todo el menor (ocho años) y la brutalidad de la travesía y la realidad en el país de llegada.  El niño en su inocencia confunde la ciudad de Atlanta con la mítica Atlántida. El mayor (once años) rebaja con su explicación la maravillosa expectativa de su hermano menor al nivel de sueño americano, la dimensión que él mismo ha construido en su imaginario, que desilusiona al pequeño.

Pero más allá del contenido, los autores señalan la importancia de los recursos formales de esta obra que sustentan sus méritos para obtener el galardón señalado: “El texto se expresa mediante la modernidad de la forma; es decir, a través de la experimentación del recurso literario que en este caso se refleja en el uso mínimo de las didascalias, la dinámica de la secuencia discursiva, la economía de los personajes, la contundencia de las acciones y la potenciación de los silencios que incrementan la tensión dramática”.

Rematan, los autores su estudio con la obra intitulada: La cubeta de los cangrejos, de Juan Carlos Embriz que anunciaban se publicaría en 2010. Desconocemos si fue así. Refieren que se trata de una obra que:

En catorce escenas, cortísimas y de alto voltaje que se suceden como una rápida descarga, se construye la pieza que utiliza también los recursos de la modernidad más apreciable quizá por el espectador de ahora. Encontramos en el texto personajes reconocibles, multiplicidad de espacios que van desde la terminal de autobuses en Toluca, en el centro del país, hasta un barrio de Los Ángeles en California, ambivalencia en algunos de sus pasajes, violencia y también desamparo.

De todas las obras expuestas esta es la que al parecer analizan los autores con más profundidad, tal vez por ser la más reciente. Destacan muchos aspectos formales de la obra y de su contenido y mensajes, que van desde lo dramático hasta los cómico, pasando por la alegoría y la fábula.

La alegórica anotación respecto a la cubeta de crustáceos que refiere en conjunto la obra no resulta menos cruel cuando alguien se propone “chingar” al otro y le jala de las patas para que no salga del contenedor y se salve de caer en la cacerola. Los cangrejos de origen mexicano –se dice no sólo en el texto, sino en el extendido imaginario popular– son tan pendejos que obligan al otro a regresar a su redil; y la almeja mexicana alegoría resulta igual de pendeja cuando se enfrenta al cangrejo en una entronizada lucha: la almeja lo aprisiona con su concha y el cangrejo con la tenaza. Y mientras están en esa interminable batalla cuerpo acuerpo, llega solaz el pescador y se lleva a ambos a su cazuela mientras expresa su felicidad:

¡Cenaré sopa de almeja con cangrejo!

¡Ay qué pena de la almeja por pendeja!

¡Ay qué pena del cangrejo por pendejo!

                                                                                                                                         

 

 

 

 

Concluyen con un resumen en el que se indica que “…el abrevadero temático que presenta la migración mexicana hacia Estados Unidos se refiere en su literatura dramática con amplitud respecto de sus motivaciones, circunstancias o las peripecias de viaje de los personajes y sus imaginarios individuales o colectivos… “

 

c.

No se dispuso de un documento que hiciera una reseña completa de la producción dramática en lo que va de la década, sólo reseñas aisladas. Queda como tarea seguir investigando. En las incursiones que se hicieron en internet encontramos tres obras significativas tanto por aspectos formales como por nuevas orientaciones en sus visiones:

 

Irving, de David Grimaldo, reseñada por Gardenia Mendoza para La Opinión de los Ángeles ( CDMX 06 de febrero de 2018), en la representación que se hizo en la sede de la organización civil New Comienzos.

 

La visión del autor y de la obra es diferente según se aprecia siguiendo la reseña de Mendoza. Es radicalmente distinta a la de autores anteriores: “David Grimaldo, un exmigrante retornado para estudiar teatro, resumió el escenario con dos actrices y un guión que sorprende por mostrar a la diáspora como responsable de su propio destino, no como víctima”.

 

Nueva York versus El Zapotito, de Verónica Musalem, dramaturga juchiteca,  puesta en escena por Hilda Valencia, para Teatro El Milagro, reseñada por Cirenia Celestino para Cimacnoticias (México, D.F., 28.02.2014).

 

Es una obra que aborda el tema desde un punto de vista, hasta antes de ella, no muy explorado: la migración femenina, particularmente de Oaxaca, vista además por  mujeres, las que se quedan y las que se van.

 

Una bestia en mi jardín, de Valentina Sierra Bárcena, obra que trata el fenómeno migratorio centroamericano a su paso por México, apreciado a través de la mirada de un niño. “… una historia para niños que mostrará las diferentes caras del tren llamado La Bestia…” , reseñada y posteada por Paax Sound. Esta obra estuvo en escena en el teatro El Granero, de la Ciudad de México, hasta mediados de Mayo de 2018.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Concluímos esta ennumeración de obras de teatro destacando el planteamiento original del  trabajo: la migración es fuente de inspiración para el arte, en este caso la dramaturgia, de la misma manera que el absurdo y los terrores de la vida fueron para la tragedia griega. Los autores mexicanos han utilizado la temática con imaginación, inteligencia y calidad artística, conduciendo la mirada del espectador hacia las vicisitudes de la vida del migrante, generando en aquél conciencia e interés en el fenómeno de la migración. Y un hecho relevante, que una de las obras referidas: Los que vuelven, del dramaturgo Juan Bustillo Oro, es la primera, en el país, sobre la temática y una de las pioneras a nivel mundial.  

 

 

Austreberto Miquirray Ortiz, Ciudad de México – Cuernavaca, 16 de junio de 2018.

 

 

 

[i] Guillermo Schmidhuber de la Mora, « La primera obra de temática migratoria en el teatro mexicano : Los que vuelven, de Juan Bustillo Oro », Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM [En línea], 18 | 2009, Publicado el 15 julio 2010, consultado el 09 junio 2018. URL : http://journals.openedition.org/alhim/3292

 

[ii] Hugo Salcedo Larios y Andrea Spears Kirkland, «El tema de la migración (hacia los Estados Unidos) en algunas obras del teatro mexicano», Universidad Autónoma de Baja California (No se encontró fecha de publicación, ni medio en el que se hizo. Por las consultas que aparecen, se supone que fue en 2010)

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